Los festejos navideños en Alemania empiezan a sufrir cancelaciones por la cuarta ola de covid, mientras su gobierno imponen nuevas restricciones y se encuentran con la resistencia ciudadana.
El caso de Alemania es paradigmático, ya que la gestión de la canciller saliente, Angela Merkel, fue considerada ejemplar durante las fases más duras de la epidemia. Después de evitar cierres radicales, como los que se emplearon en España o Italia el año pasado, ahora el país está asumiendo medidas cada vez más agresivas y polémicas para contener la presión hospitalaria por infectados de covid. El ‘pasaporte covid’, concebido como un instrumento para facilitar la reapertura de fronteras dentro de la UE y que ya desató olas de protesta en Europa al ser aprobado este verano, ahora es obligatorio para poder entrar en cualquier cafetería o restaurante alemán. Las temperaturas tampoco ayudan.
Con mínimas que ya bajan de los cero grados, los ‘biergarten’ están vacíos y apenas hay valientes que se resistan al consumo en interiores. En Múnich y el resto de la región bávara exigen llevar mascarillas FFP2 para superar los controles en la entrada y ser atendidos.