El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, reconoció la semana pasada que se dio un “impulso prematuro” al descartar la hipótesis de que el virus pudo haberse originado en un laboratorio del gobierno chino en Wuhan, la ciudad donde se detectó por primera vez el mal a fines de 2019.
La mayoría de los expertos consideran que la filtración no es la causa probable. La cuestión es si es una posibilidad tan remota que conviene descartarla o si merece un estudio más profundo.
La primera fase, meses atrás, estuvo a cargo de un equipo internacional de científicos que fueron a Wuhan a trabajar con sus colegas chinos. Se les acusó de ceder a los reclamos de la parte china al indicar que era innecesario seguir estudiando el asunto.
Zeng dijo que el laboratorio de Wuhan no tiene virus capaces de infectar directamente a seres humanos y destacó la conclusión del equipo de la OMS, de que la filtración era altamente improbable. Añadió que eran falsas las conjeturas de que el personal y estudiantes de posgrado en el laboratorio se habían contagiado accidentalmente y trasmitido el virus a la ciudad.