La ciencia toma la palabra
«Eso se debe a la presencia de la Luna. Un cuerpo cercano, a través de su fuerza de atracción, se queda con una parte de la energía que la Tierra empleaba en rotar», explica Antonio Rius, físico del CSIC, para ‘El Mundo’.
El desvío de 1,59 milisegundos sigue siendo tan diminuto que no cuestiona el convencionalismo del día, ni tampoco expresa ningún desorden cósmico significativo. La Tierra siempre se ha desviado mínimamente del compromiso de las 24 horas justas.
Esto es debido a que los polos bailan en ciclos de 433 días en círculos irregulares de entre tres y 15 metros de diámetro, llamado «bamboleo de Chandler». Al parecer, según un estudio, esta oscilación se debe a «la presión fluctuante del fondo oceánico, provocada por los cambios en la temperatura y la salinidad, y por los cambios en la dirección de las corrientes oceánicas”.