Embajador de Estados Unidos: En Ecuador hay narcogenerales
- Actualidad
salmonalipsis
- 16 de diciembre de 2021
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Lo que acaba de mencionar el embajador de los Estados Unidos en Ecuador, Michael Fitzpatrick, es un secreto a voces. Es tan solo un capítulo de una historia más extensa y sombría de cómo el narcotráfico se ha tomado nuestro país.
En una reciente entrevista dada a un medio digital, Fitzpatrick ha manifestado su preocupación respecto de la penetración del narcotráfico en las fuerzas del orden, indicando que su gobierno tiene información reservada que les ha permitido constatar la existencia de “narcogenerales”, a quienes se les ha retirado sus visas de entrada a los Estados Unidos.
De su parte, voceros del Gobierno Nacional no han desmentido completamente lo dicho por el Embajador. Han afirmado que Estados Unidos no ha retirado visas a generales en servicio activo, exhortando al mismo tiempo se entregue información relacionada sobre el tema para remitirla a las instituciones correspondientes.
El Embajador no ha dicho todavía si esos generales son de las Fuerzas Armadas o de la Policía Nacional. Si están en servicio activo o fueron recientemente dados de baja. Si esto tiene relación con la violencia en las cárceles. Si algunos de ellos han tenido nexos con gobiernos anteriores. Si ese vínculo se ha dado cuando eran oficiales de menor graduación. Tampoco si esa relación es directa o indirecta con los carteles mexicanos. Peor aún cómo se ha dado este relacionamiento.

Aunque la verdad y la historia completa todavía es un misterio, lo que sí es cierto es que el Ecuador desde hace varios años atrás se ha convertido en un ‘narcoestado’. Es decir, en un país en el cual las instituciones políticas y su sociedad se encuentran influenciadas de manera importante por el poder y el dinero del narcotráfico. Por esta razón, no solo es lógico pensar que esta influencia haya llegado hasta los más altos grados de las fuerzas del orden sino también a empresarios, banqueros, abogados, fiscales, jueces y políticos. Lo preocupante es que, mientras más pasa el tiempo y no se enfrenta de manera decidida a este mal, éste se expande por la sociedad, carcomiéndola poco a poco como un cáncer.
Ya no hay argumento que nos salve. De la permisividad que existió en la época del correísmo afirmando que el problema de la droga está en los consumidores norteamericanos hemos pasado de pronto a convertirnos en una plataforma internacional de exportación de cocaína proveniente de Colombia y el Perú, y también en un país de consumo. Se ha desarrollado un mercado interno al cual se suman cada día miles y miles de jóvenes.
Y es que el problema no reside solamente en la presunta vinculación de generales con el narcotráfico. Lo grave es la debilidad e incapacidad del Estado para hacer frente a esta amenaza. De ahí la necesidad de que el actual Gobierno tome cartas en el asunto y asuma con firmeza la lucha contra el narcotráfico. En esto puede resultar de mucha utilidad el apoyo de Estados Unidos no solo retirando visas a los “narcogenerales”.