Elon Musk se ha mostrado en ocasiones muy crítico con el camino que está llevando la inteligencia artificial. A mediados de febrero de este año, el multimillonario afirmó que esta tecnología era «uno de los mayores riesgos para el futuro de la civilización» y que podría ser «tanto positiva como negativa» y admitía que temía «haber hecho algunas cosas para acelerarla» antes que se regulase al respecto. El empresario, con esto último, se refería a su papel en la fundación de OpenAI, firma especializada en IA de la que fue CEO hasta 2019. Meses después, en una entrevista para CNBC de hace unos días, ha subrayado su presencia en la compañía: «Soy la razón de que exista OpenAI».
El magnate, dueño de Twitter, SpaceX, Tesla y otras cuantas empresas, ha recalcado que invirtió unos 50 millones de dólares de su fortuna para que el desarrollo de IA en OpenAI comenzase en 2015. Sin embargo, Musk terminó abandonando el proyecto por estar en desacuerdo con otros responsables de la marca, cediendo su puesto de director ejecutivo a Sam Altman.
En marzo, Musk junto a otros expertos en IA firmó una carta en la que se solicitaba a las principales empresas generadoras de esta tecnología que frenasen su avance y ayudasen a regularla durante seis meses. Sin embargo, OpenAI, Google, DeepMind… no han cesado su actividad y, de hecho, el propio Musk parece que también está enfocado en desarrollar su propia tecnología con IA.