Las calles de Gaza permanecían desiertas el lunes después de una nueva serie de bombardeos nocturnos realizados por ejército de Israel, tras una semana que dejó más de 200 muertos, la gran mayoría palestinos, mientras Hamás e Israel hacían oídos sordos a los llamamientos internacionales de desescalada.
En la noche del domingo al lunes, la aviación israelí realizó decenas de bombardeos en la Franja de Gaza, donde varios grupos armados dispararon cohetes contra Israel. Cientos de edificios resultaron dañados y se intensificaron los cortes de electricidad, según las autoridades locales, que no informaron de víctimas en lo inmediato.
Unos 40.000 palestinos han abandonado sus hogares, según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU. Los equipos de rescate y los residentes intentaban retirar los escombros y apagar los incendios, incluido uno en una fábrica de colchones de espuma.