Las costumbres de Lewis Hamilton se alejan radicalmente de lo común. El heptacampeón del mundo mantiene un ritmo de vida nada convencional, ni siquiera dentro de los parámetros de un piloto de Fórmula 1, y eso lo lleva a todos los ámbitos, desde su ropa, al trato con sus más allegados.
Uno de los seres con los que más tiempo pasa es con su perro, Roscoe. Convertido ya en toda una celebridad (tiene hasta un pase propio para entrar en el paddock) en las redes sociales (más de 413.000 seguidores en instagram), este bulldog inglés acompaña a su dueño en sus quehaceres diarios cuando está fuera del habitáculo del Mercedes. Va con él a correr, le hace compañía mientras se entrena en casa, le da cariño en los momentos solo… y también mantiene su misma dieta.
Hamilton es vegano declarado, hasta el punto de que ha abierto una cadena de hamburgueserías en las que no se sirve nada de origen animal. Más allá del (escueto) éxito empresarial de este proyecto, obliga a imitar su forma de alimentación a todos a su alrededor, desde su entrenadora y asesora personal Angela Cullen hasta el propio Roscoe. El perro sólo come verduras, legumbres y frutas, algo que le puede costar muy caro al piloto.