El periodista y escritor que trabajo para Nature Science y el New York times, reúne un conjunto de elementos que apuntan a que el SARS-CoV-2 pudo haber sido creado en el Instituto de Virología de la ciudad china donde comenzó el brote en 2019.
El principal argumento de Wade a favor de la teoría de un virus creado en laboratorio es que el patógeno fue desde el primer momento particularmente adecuado para infectar a los humanos mientras, por el contrario, hay poca o nula evidencia que muestre una evolución natural de un virus de los murciélagos a un virus que ataca a las personas.
En su muy fundamentado artículo, Wade comparó el nuevo patógeno al virus SARS1, que surgió en 2003 en los países del sudeste asiático, y MERS, que causa el síndrome respiratorio por coronavirus de Oriente Medio. En el caso de estos dos virus su origen animal fue identificado con relativa facilidad por los científicos, algo que no ocurrió en el caso del nuevo coronavirus.
«Nadie ha encontrado la población de murciélagos que fue la fuente del SARS2, si es que alguna vez infectó a los murciélagos. No se ha presentado ningún huésped intermedio, a pesar de una búsqueda intensiva por parte de las autoridades chinas que incluyó la prueba de 80.000 animales», escribió el experimentado periodista.
A lo que agrega: «No hay evidencia de que el virus realice múltiples saltos independientes desde su huésped intermedio a las personas, como lo hicieron los virus SARS1 y MERS. No hay evidencia de los registros de vigilancia hospitalaria de que la epidemia estuviera cobrando fuerza en la población a medida que evolucionaba el virus. No hay explicación de por qué debería estallar una epidemia natural en Wuhan y en ningún otro lugar».