El temor a un confinamiento estricto llevó a muchos habitantes de Pekín a hacer compras de emergencia, mientras se formaban grandes filas en el distrito central de la capital para realizar las pruebas masivas ordenadas por las autoridades chinas.
Al mismo tiempo, China intenta contener una ola de contagios en Shanghái, donde la casi totalidad de los 25 millones de habitantes lleva varias semanas de confinamiento.
El ministerio de Salud informó el lunes de 51 nuevas muertes por el coronavirus en la capital económica china, un récord para la ciudad.
Shanghái ha tenido dificultades en proveer alimentos frescos a las personas confinadas, mientras los pacientes reportan problemas para acceder a atención médica para otros males.
El principal distrito del centro de Pekín, Chaoyang, con 3,5 millones de personas, ordenó realizar pruebas masivas a sus habitantes y quienes trabajan en ese sector de la ciudad, donde operan varias empresas multinacionales y embajadas.