Richard Branson es un multimillonario extravagante que una mañana se disfraza del Che Guevara para vender productos de una de sus empresas, Virgin Mobile, y otro día se compra una isla caribeña, Necker (Islas Vírgenes Británicas), para fijar allí su residencia y pagar menos impuestos. El fundador del grupo de empresas Virgin asegura que su intención con Virgin Galactic es “abrir el espacio a todo el mundo”, aunque cada billete costará en principio unos 250.000 dólares (unos 210.000 euros), por un vuelo de apenas hora y media en el que los pasajeros podrán disfrutar de unos minutos de ingravidez y de las vistas de la curvatura de la superficie de la Tierra.