Las sanciones a Rusia debidas a la ofensiva militar en Ucrania ya copan varios ámbitos: bloqueo de los bancos, productoras que no estrenarán sus películas en el país gobernado por Putin, cierre del espacio aéreo… Y las respuestas de la Federación no se han hecho esperar.
Por ejemplo, el director de su agencia espacial Roscosmos, Dmitri Rogozin, lanzó un aviso a la comunidad internacional en torno al futuro de la Estación Espacial Internacional: «Si bloquea la cooperación con nosotros, ¿quién salvará a la Estación Espacial Internacional de una salida de órbita descontrolada y una caída en Estados Unidos o… en Europa?».
La Estación Espacial Internacional, EEI, fue puesta en órbita en 1998 gracias a la colaboración de cinco agencias espaciales: NASA de Estados Unidos, Roscosmos de la Federación de Rusia, JAXA de Japón, la CSA canadiense y la Agencia Espacial Europea, ESA; que incluían el apoyo de 15 países.
Sin embargo, hace apenas un mes, antes de que comenzara la guerra de Rusia contra Ucrania, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció el fin de la EEI para 2030. En su plan de desmantelamiento, el presidente estadounidense pretendía acercarla a la atmósfera terrestre y provocar que cayera en el Océano Pacífico, en un lugar alejado de cualquier civilización.