El estudio recoge datos de 3 mil 600 adultos que estuvieron hospitalizados entre marzo y agosto de este año en cerca de una veintena de estados de Estados Unidos.
Según los investigadores, la efectividad de la vacuna de Pfizer comienza a disminuir de manera más pronunciada que la de Moderna, y a partir del cuarto mes de haber sido administrada su segunda dosis se sitúa en el 77 por ciento.
Una las posibles explicaciones es el periodo de tiempo entre la primera y la segunda dosis, que en la vacuna de Moderna es de cuatro semanas y en la de Pfizer es de tres semanas, lo que daría más margen en el caso de Moderna para fortalecer los anticuerpos, apuntaron los CDC.
Las vacunas de Pfizer y Moderna cuentan con una tecnología más sofisticada ya que está basada en el ARN-mensajero; mientras que la de Johnson&Johnson se basa en un adenovirus, como las vacunas tradicionales.
Este viernes se celebra una reunión del comité de asesores de la Administración de Fármacos y Alimentos de Estados Unidos (FDA, en inglés) para decidir si da luz verde a una dosis de refuerzo de la vacuna de Pfizer contra la COVID-19, como quiere el Gobierno del presidente estadounidense, Joe Biden, pese a las dudas de parte de la comunidad científica.
Actualmente, el 63.5 por ciento de la población estadounidense mayor de 12 años se encuentra vacunada con la pauta completa, y el ritmo de inoculación se ha ralentizado en los últimos meses, lo que ha elevado la preocupación entre las autoridades sanitarias ante el repunte de los casos por la variante Delta.